Como señala
Andrade citado por Planas (2011): “…si la comunicación es consustancial a
cualquier forma de relación humana, también será consustancial a la
organización. No es posible imaginar una organización sin comunicación” (p.30).
Puede así, interpretarse a la misma como parte de la esencia humana y es
primordial para todo individuo que vive en comunidad, labora en una
organización y que debe expresar algún sentimiento, funciones inherentes al
trabajo o una necesidad.
Más allá de esto,
las organizaciones son las que le dan verdadera importancia a las
comunicaciones y a la información, ya que ambas contribuyen a mejorar el
ambiente comunicativo y el clima laboral. Estas pueden establecer patrones
identificadores de imagen en sus públicos. Por eso, los líderes deben ser
garantes de una efectiva comunicación hacia sus seguidores, Por ende, la
comunicación organizacional se entiende, según Carlos Fernández Collado, citado
por Planas (2011):
Un conjunto de técnicas y
actividades encaminadas a facilitar y agilizar el flujo de mensajes que se dan
entre los miembros de la organización y su medio; o bien, influir en las
opiniones, actitudes y conductas de los públicos internos y externos de la
organización, todo ello con el fin de que ésta última cumpla mejor y más rápido
los objetivos (p.52).
De esta forma,
Fernández analiza a la comunicación organizacional como un todo cuyo fin es la
organización, que se interrelaciona por medio de la comunicación, que transmite
diversos códigos y lenguajes para darle sentido a las funciones inherentes a
los líderes y también al desarrollo de la percepción que los seguidores tienen
de ellos. Asimismo, las diversas maneras que pueden accionar la
retroalimentación los distintos personajes que hacen vida en las empresas.
Es necesario comprender que, el arte y habilidad de comunicar va unido a
la comprensión del interactuar humano, es así que, si se observa la evolución
del Enfoque de Relaciones Humanas en las organizaciones, encontramos el
siguiente precepto brindado por Corral, citado por Montero (2011) que
describe lo siguiente:
Partiendo de este enfoque,
la escuela de las relaciones humanas se focalizó en las personas haciendo
hincapié en la necesidad de tener en cuenta sus necesidades y motivaciones, así
como la obligación de desarrollar su potencial y creatividad, ya que éstas
están inmersas en un mundo competitivo, donde las organizaciones van ideando
nuevas formulaciones para responder a las exigencias de los mercados, siendo
más flexibles desde sus valores organizacionales, más ágiles y con mayor
capacidad de integración y de aprendizaje (p.35).
Es por todo lo
antes expuesto que, en la actualidad dentro de las organizaciones se requiere
conceder un alto grado de comprensión a las necesidades de los individuos que
laboran en ella con el objeto de utilizarlas como base para capacitarlos y
desarrollarlos. De modo que, se pueda educir lo mejor del potencial de ellos. A
fin de obtener, personas que desarrollen las habilidades en el desempeño de sus
funciones, en especial las de liderazgo y al mismo tiempo, se integren con sus
seguidores en un ambiente de aprendizaje continuo que les permita la inserción
y adaptación en el entorno.
Se interpreta
entonces que, en la tendencia actual las empresas se encuentran influenciadas
por el comportamiento humano debido a los cambios de mentalidad en la sociedad,
donde gracias a la influencia de las ideas de la ética humanista, los líderes
pueden unir esfuerzos e influenciar en la percepción de sus seguidores y, así, alcanzar
mayores niveles de productividad y eficiencia. Como consecuencia mantener un
liderazgo de alto desempeño, que los desmitifique de tantas posturas erradas
del pasado; y así los seguidores puedan percibirles en su humanidad,
identificarse con ellos y sentirse motivados a ser parte de sus equipos de
trabajo.
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