VENEZUELA ESTÁ EN CRISIS…Y ¿QUIÉN ES
RESPONSABLE?
Dedicado estas palabras a mis hijas de carne
y sangre, a los hijos que la vida me ha dado, a mis estudiantes con quienes
hemos hecho equipo en el aula y a los colegas, ellos saben quienes son, no
necesito nombrarlos, pues se sienten aludidos. Que pueda ser de provecho y
reflexión:
Venezuela está en crisis, decimos hoy.
Señores, está en crisis desde su nacimiento. Lo llevamos en la sangre. Si no me
creen, revisemos la historia y veremos: caudillos, matanzas, atraso,
ignorancia, miseria, violencia, entre otros. Bolívar pensó que su mayor hazaña
no era libertar a su pueblo, sino conducirlo hasta el desempeño de su
libertad. Un pueblo ignorante, pobre,
hambriento y enfermo jamás será libre. Se ha escrito una historia sangrienta,
de bandos y corrupta, y seguimos casi igual. Reconociendo un pequeño
crecimiento en algunas dimensiones, pero en lo esencial seguimos pobres,
ignorantes, engañados y desesperanzados.
Nuestros políticos caminan mirando hacia
atrás. Ensayamos nuevas formas con resultados mediocres: crisis de valores, de
personas, de conciencias, de dignidad y la justicia está en crisis. Y cuando la
justicia está enferma el corazón mismo de la democracia o del socialismo y la
libertad en peligro. Algunos dicen que, la crisis es política, otros que
económica. Pero, con toda honestidad, creo que el que está en crisis es el
venezolano, la persona, su identidad y sus valores. Hemos perdido la claridad
con nosotros mismos.
Muchos caminamos por allí, no sabemos quienes somos, con hogares desmembrados, pues el 85% de las parejas en nuestro país se divorcia, ni que queremos, pues pocos desarrollamos proyectos de vida. No conocemos nuestras necesidades, derrochamos nuestro potencial, desconocemos nuestros objetivos, andamos a la deriva, sin el ejercicio de los valores. Lo gritamos a Vox Populi, no tenemos credibilidad ni dentro, ni fuera de nuestro país, nos conocen como los “vivarachos”. Adoptamos diversas aptitudes: negamos lo que pasa, rezamos por un milagro para el país, culpamos a otros, cerramos los ojos y decimos que no es con nosotros, hasta que nos tocan. Y lo peor que, nos pudiera seguir pasando es que no pase nada. La crisis actual es una oportunidad, quiere decir que algo está pasando y algo tendrá que pasar para provocar un cambio. Necesitamos pensar en grande, sentirnos responsables y con ganas de hacer algo diferente.
Muchos caminamos por allí, no sabemos quienes somos, con hogares desmembrados, pues el 85% de las parejas en nuestro país se divorcia, ni que queremos, pues pocos desarrollamos proyectos de vida. No conocemos nuestras necesidades, derrochamos nuestro potencial, desconocemos nuestros objetivos, andamos a la deriva, sin el ejercicio de los valores. Lo gritamos a Vox Populi, no tenemos credibilidad ni dentro, ni fuera de nuestro país, nos conocen como los “vivarachos”. Adoptamos diversas aptitudes: negamos lo que pasa, rezamos por un milagro para el país, culpamos a otros, cerramos los ojos y decimos que no es con nosotros, hasta que nos tocan. Y lo peor que, nos pudiera seguir pasando es que no pase nada. La crisis actual es una oportunidad, quiere decir que algo está pasando y algo tendrá que pasar para provocar un cambio. Necesitamos pensar en grande, sentirnos responsables y con ganas de hacer algo diferente.
¿Qué hacer? Señores, educar es la única
salida. Educar significa sacar de…descubrir el potencial y polaridades del ser
humano. Intervenir y orientar en el crecimiento de las personas. Se trata de guiar a las personas a valorarse y
quererse a sí mismo, asumir riesgos, comunicarse y expresar exactamente lo que
quiere comunicar. Manejar diferencias, maneras y modos, desarrollar
significados en diferentes contextos: individual, de pareja, de familia,
organizacional y social.
Necesitamos construir la autoestima como
pieza fundamental del desarrollo del individuo y su relación con el contexto
social. Por ende, la educación como proceso, debe reforzar la conciencia de ser
una persona única y exclusiva, en contacto con el otro. Cultivar en las
personas una conciencia ecológica, con visión y dimensiones diferentes de
pertinencia. Desde la escuela hasta la universidad, se otorgan títulos, pero
nadie se gradúa de persona o de ser humano. El propósito de la educación es el
ser humano, no la asignatura. Por lo tanto, al educar debe aumentar y no
disminuir la personalidad, de modo que todo educador debe buscar que sus
estudiantes cuando abandonen el aula, se sientan más dignos, adecuados y
satisfechos.
La educación debe poseer tres dimensiones: la
primera es, la conciencia del educador y el educando. Ambos son personas, con
necesidades y contextos. No debe existir una relación asimétrica, pues esto
conlleva al resentimiento, la aplicación de la coacción y el miedo, destruyendo
la posibilidad de una relación constructiva. La segunda: es la formación de un
contexto donde la relación, el dialogo y el aprendizaje se desenvuelvan con éxito,
manejando el tiempo y espacio con productividad y eficiencia. Debe ser mucho
más que contenidos y disposiciones carentes de sentido. La tercera dimensión es
la social: lo aprendido nos afecta y por ende, a la comunidad. Ser persona, afecta a la
comunidad donde se vive. No tiene sentido una educación individualista, ajena
al acontecer social. La educación en
Venezuela en la mayoría de las casas de estudio, es una experiencia
fragmentada, un experimento individualista, con programas descontextualizados,
aburridos, en la que los responsables han quedado ausentes. La escuela modelo es
aquella donde, existe la relación
padres-maestros-estudiantes-comunidad-empresas. Donde se da una relación
con el otro, recursos, alternativas, valores y normas. Finalmente para la
reflexión dejaré con ustedes lo siguiente:
Lo que hay que
hacer mejor y no decir que se es bueno, ni que se es malo, lo que hay que hacer
es amar lo libre en el ser humano, lo que hay que hacer es saber alumbrarse los
ojos y manos y corazón y cabeza y después, ir alumbrando. Lo que hay que hacer
es dar más sin decir lo que se ha dado, lo que hay que dar es un modo de no
tener demasiado y un modo de que otros tengan su modo de tener algo, trabajo es
lo que hay que dar y su valor al trabajo y al que trabaja en la fábrica y al
que trabaja en el campo, y al que trabaja en la mina y al que trabaja en el
barco, lo que hay que darles es todo, luz y sangre, voz y manos, y la paz y la
alegría que han de tener aquí abajo que para las de allá arriba, no hay por que
apurarse tanto, si ha de ser disposición para el hombre honrado darle tierra al
dalo a luz darle luz al enterrarlo. Por eso quiero, hijo mío, que des a tus
hermanos, que para su bien pelees y nunca te estés aislado, bruto y amado del
mundo te prefiero a sólo y sabio. A Dios que me de tormentas, a Dios que me dé
quebrantos, pero que no me dé un hijo de corazón solitario. (Andrés Eloy Blanco-Coloquio Bajo la Palma).
Fuente: Autoestima
del Venezolano. Democracia o Marginalidad. Manuel Barroso.
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